Odio los príncipes azules, los Mario Bross, los chicos de Jersey Shoore, los que te tratan como si fueras de cristal.
Yo no quiero un príncipe azul, ni alguien que atraviese mundos por mi, no quiero un cachas moreno que se ahoga en su ego, ni que me traten como si no pudiera ser independiente y autosuficiente.
lo siento, no soy el prototipo de chica que busca a alguien perfecto, a alguien que haga milagros por mi, ni a egocéntricos con físicos "socialmente perfectos" por estética, ni sobreprotección, ni nada de eso.
Soy la chica rara, que sólo busca alguien con quien contar las estrellas en la playa en invierno, alguien con quien escuchar música, y a alguien que le deje notas entre los libros, o la salude con un beso de esquimal, alguien que comparta mi pasión por ir todo el invierno con sudaderas y vaqueros y mi rara costumbre de no ir a la playa en verano
Ante todo, porque le quiero.
Porque me cuida.
Porque me respeta.
Porque me escucha.
Porque me quiere.
Porque me comprende.
Porque me ayuda.
Porque ha estado siempre ahí.
Porque está siempre ahí.
Porque sé que estará siempre ahí.
Porque me hace sentir bien.
Porque no me dice "lo buena que estoy", si no que me pide permiso para decirme algo, y después, me dice: "Eres preciosa".
Porque no me dice "qué guapa estás hoy", si no que me dice: "Cariño, cada día estás más bonita".
Porque se preocupa por mi.
Porque me da cariño, fuerza, y confianza.
Porque me llama cada día.
Porque no me ha mentido nunca.
Porque sé que no lo hará.
Porque confío en él.
Porque tiene los ojos más bonitos que he visto en mi vida
Porque con su sonrisa, nace la mía.
Porque sus manos son el enigma más difícil que se me ha planteado jamás, y no quiero morir sin descifrarlo.
Porque sus labios son mi meta.
Porque me gusta su espalda ancha y sus bracitos.
Porque me gusta la curva de su naríz, y el corte de sus mejillas.
Porque no hay nada que desee más que dormir con él.
Porque me encanta su acento, y su risa.
Porque yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada.
Porque él es mi único puto motivo de seguir viva y de mandar a la mierda mi autodestrucción.
Porque sé como agacha la cabeza, cómo levanta la mirada y cómo se muerde el labio superior.
Porque conozco su voz en formato susurro, y formato gemido y en formato secreto.
Porque me sé sus cicatrices, y el sitio que le tienes que tocar en el este de su muslo izquierdo para conseguir que se ría.
Porque he memorizado su número de teléfono, pero también el número de sus escalones, aún siendo sólo por fotos.
Porque no sólo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y me preocupo por todas y cada una de ellas.
Porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna.
Porque sé la cara que pone cuando se deja ser completamente él,
Porque vivo rendida a ese puto milagro que supone que exista.
Porque la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana.
Porque lo de: "Mira sí, un polvo es un polvo", a mi no me va.
Porque sólo yo sé cuánto vale el tesoro de ombligo.
Porque mis sueños sólo pueden posarse sobre las seis letras de su nombre.
Porque le entiendo.
Porque razones pueden tener todas, pero yo, muchas más que ellas.
